Caminos y cruces
Más de cinco siglos transcurrieron ya de una singular vinculación, y ésta fue la de Setefilla y Lora. Poblado y pueblo, lejanos en principio uno del otro, pero que fueron acercándose y uniéndose cada vez más a través de los tiempos hasta ser uno solo, unidos y fundidos por un mismo sentir, una misma fe y una común devoción como el eslabón más fuerte, recio y seguro que puede existir: el amor a la Virgen.
Lejanos se encuentran y están el Santuario y Lora, dos leguas los separan, dos leguas de caminos incómodos, penosos y difíciles para otros, pero no para los loreños por estar plenos de recuerdos entrañables, de momentos solemnes, de intensas emociones. ¿Qué loreño no guarda en su corazón un íntimo, un emocionado, un especial y particular recuerdo del Camino de Setefilla, de ese camino al que se le denomina, y así se le nombra también, como Camino de la Virgen.
Camino de rosarios, de Idas y Venidas, camino penitencial, camino de promesas, camino de fe esperanzada, camino de acción de gracias…Camino de Setefilla con sus puentes, cruces y escaleretas, que sufrirán al igual que el pueblo de Lora la gran transformación acaecidas en estas últimas décadas.