Idas y Venidas
Venida
Las celebraciones para la Venida de la Virgen desde el Santuario a su villa comienzan con la petición por parte del pueblo. Preside la manifestación de petición de la Virgen el Hermano más antiguo de los que residan en Lora. Esta petición se hace exclusivamente al Señor Párroco de la Asunción y al Hermano Mayor. Para convocar al pueblo a dicho acto tradicionalmente se toca la campana de la Ermita de Santa Ana en la Roda Arriba. Sin Embargo, aun cuando no se produjese tal petición popular, la Junta de Gobierno de la Hermandad podrá tomar la iniciativa, decidiendo que se dé comienzo a las celebraciones.
Una vez pedida por el pueblo la Venida de la Sagrada Imagen, se reunirá al día siguiente Cabildo General Extraordinario de Hermanos para decidir sobre la Venida en caso extraordinario o por necesidad, o para determinar la fecha por vía ordinaria al haberse cumplido los cinco años de haber sido devuelta Nuestra Señora a su Ermita. Cuando la iniciativa parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad, ésta se encargará de convocar el Cabildo General Extraordinario en fecha oportuna. Tradicionalmente, para la Venida se pide la colaboración de los vecinos, al objeto de embellecer el itinerario urbano por donde ha de pasar la Sagrada Imagen.
Se traerá la Sagrada Imagen de Nuestra Señora, desde su Santuario a la Iglesia Mayor de la Asunción de Lora, ordinariamente a los cinco años de haber sido devuelta a su Ermita, y extraordinariamente cuando hubiera una necesidad grande para implorar con ello la intercesión de la Madre del Señor.
Cuando se haya de traer la Sagrada Imagen de la Virgen por cumplirse el término de los cinco años a partir de su Ida al Santuario, la Junta de Gobierno de la Hermandad, de acuerdo con el Señor Párroco de la Asunción, determinará las Funciones de Penitencia que se han de celebrar para que los fieles se preparen a la Venida de la Virgen y recaben mayor fruto espiritual.
Cuando se tratara de traer a la Sagrada Imagen de forma extraordinaria o por necesidad, si es ésta no fuera apremiante, la Junta de Gobierno de la Hermandad, de acuerdo con el Señor Párroco de la Asunción, y con la presencia de los Diputados de los Gremios (Agricultores o del Campo, Artesanos o Menestrales-Comerciantes-Industriales y Empleados, Juventud) elegidos por el Hermano Mayor, acordarán proponer al Cabildo General Extraordinario que se convoca los Rosarios de Penitencia y las Rogativas que se han de celebrar para impetrar la intercesión de la Virgen.
Celebrados los Rosarios de Penitencia al Santuario (de hombres y mujeres, alternándose en el orden de una vez para otra) y las Rogativas en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, actos propios de culto para la Venida de la Virgen por vía extraordinaria, ésta sólo se efectuaría si la necesidad por la que fue pedida persistiera.
En la mañana del día de la Traslación se celebrará en la Ermita una Misa, seguida del canto de la Salve. Concluida ésta, comenzarán las Letanías de la Santísima Virgen, levantándose las Andas en el momento de entonar el “Sancta María”.
Al llegar a la Cruz del Humilladero se cubren las Andas. Por derecho que les viene de tradición inmemorial, lo hacen los descendientes de don Diego Martínez si estuvieran presentes. En caso contrario, lo harán los miembros de la Junta de Gobierno.
En el paso por el poblado de Setefilla, al llegar delante de la puerta de su Iglesia Parroquial, se descubrirá el velo anterior de las Andas y se detendrá la Procesión por el tiempo del canto de una Salve.
Los fieles, por propia iniciativa, podrán por Pujas recabar para sí el honor de llevar las Andas de Nuestra Señora por un determinado trecho del Camino, además de los trechos que necesariamente son pujados, prefiriendo a los devotos que ofreciesen en pro del culto de la Señora más crecida limosna. En este orden continuará la Procesión hasta nueva Puja. El trayecto de la Puja será el que señale el pujante al ofrecer la limosna, sin que antes de concluirlo pueda pujarla nadie. Este trayecto se procurará que no sea excesivamente largo para que otros fieles disfruten de la devoción de llevar el Paso o de hacer nueva Puja. Las Pujas se hacen por uno, dos, tres o los cuatro varales, de tal modo que, si alguien ha ofrecido una determinada limosna por los cuatro varales, la Puja habrá de continuar por los cuatro juntos, sin dividirlos, y asimismo si se ofreciere la limosna por tres o por dos. Cuiden el Tesorero o Mayordomo, el Secretario y el Vicesecretario, alternándose, de llevar cuentas exactas de las limosnas que se ofreciesen en las Pujas.
Los miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad cuidarán de que en algunos trechos las Andas sean llevadas por las mujeres, pudiendo éstas pujar por los varales.
Los fieles continuarán con la Señora, sin más preferencia sobre la vez que la Puja, hasta llegar a la Cruz de San José, en las afueras de la villa, donde se descubrirán las Andas, Toca descubrir las Andas de la Señora a los descendientes de don Diego Martínez se estuviesen presentes o, en caso contrario, a los miembros de la Junta de Gobierno de la Hermandad.
Siguen los fieles el resto del Camino hasta la Cruz de la Higuerilla de Caganche, al sitio del Albadalejo, que marca el comienzo del Camino de la Virgen hacia el Santuario, donde se encargarán de llevarla los Hermanos hasta llegar delante de la que fue Ermita de Santa Ana en la Roda Arriba. Aquí, observando una costumbre inmemorial, se detendrá brevemente la Sagrada Imagen por el tiempo del canto de una Salve.
A continuación se encargará los fieles de Lora de llevar la Sagrada Imagen hasta el Convento de la Limpia Concepción, en cuyo templo hará entrada Nuestra Señora para recibir la salutación de toda la Comunidad de este Monasterio de Madres Mercedarias Calzadas.
Seguirá Nuestra Amantísima Patrona llevada por los fieles de Lora hasta la entrada a la Plaza del Ayuntamiento en la que las Andas serán tomadas por el Clero.
En la puerta de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción volverán a tomarla los Hermanos, los cuales dejarán a la Virgen en su Capilla.
Colocada la Sagrada Efigie en su Capilla en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, de nuevo se le entonará otra Salve.
Ida
La Junta de Gobierno de la Hermandad procurará que, a menos que ocurran gravísimos motivos, no se prolongue más de dos años la estancia de la Señora en la villa. En todo caso, se ha de procurar que la Santísima Virgen permanezca en la villa hasta que llegue el día de su Gloriosa Natividad, en el cual se hará Función Principal de esta Hermandad Mayor con cuanta devoción y solemnidad se pueda.
Al tener entre nosotros a la Venerada Imagen de Nuestra Señora María Santísima de Setefilla, se le tributarán cuantos cultos pueda fomentar esta Hermandad Mayor, cuidando con celo y eficacia el tradicional esplendor y magnificencia de los solemnísimos cultos que siempre se le han tributado a la Virgen Santísima al encontrarse con nosotros en Lora. Por otra parte, la Junta de Gobierno de la Hermandad, colaborará con el Señor Párroco de la Asunción y demás sacerdotes, para tener viva la devoción de los Hermanos y demás fieles, a fin de que se tribute a la Virgen el debido culto en la villa.
Se dedicarán a la Señora varias Funciones (de Rogativas o Acción de Gracias) del modo siguiente: la primera, a cargo de la villa de Lora, patrocinada por los fieles y organizada por la Junta de Gobierno de la Hermandad; la segunda y tercera, respectivamente, por el Gremio de Agricultores o del Campo (propietarios, arrendatarios y trabajadores) y por el Gremio de Artesanos o Menestrales, Comerciantes, Industriales y Empleados, alternándose en el orden de una vez para otra; la cuarta, por el Gremio de la Juventud; y la quinta, por el Clero. Por otra parte, en recuerdo de las Venidas extraordinarias de la Virgen, y en agradecimiento por las gracias recibidas, la Junta de Gobierno de la Hermandad, cada uno de los Gremios y el Clero, colocarán un Vítor en el Santuario en recuerdo conmemorativo de cada una de las Funciones que ofrecieren a la Celestial Señora.
Mientras esté en la villa la Sagrada Imagen, la Hermandad hará celebrar una Misa en su honor todos los sábados, al final de la cual se cantará solemnemente la Salve. Para ello la Hermandad cuidará de excitar la ayuda generosa de los fieles.
Cuando la Imagen de Nuestra Señora se encuentra en Lora, se celebra un Rosario de medianoche el día 7 de Septiembre, víspera de la Fiesta de la Natividad de la Virgen, se inicia en la antigua Ermita de Santa Ana y termina en la Iglesia Mayor de la Asunción con el canto de la Salve. Es ésta la salutación que Lora hace a su Patrona al comenzar el día de su Festividad cuando Ella se encuentra en Lora.
En la Procesión Eucarística de la Fiesta del Corpus Christi, cuando la Sagrada Imagen de la Virgen estuviere en la Parroquia, se sacará en procesión delante del paso del Santísimo Sacramento. Procuren los Hermanos que se observe en ella religioso silencio, sin darse vivas algunos y dirigiendo todo el culto al Señor presente en la Eucaristía. En esta Procesión se respetarán los derechos de las Hermandades Eucarísticas si las hubiere.
Transcurrido el tiempo que suele estar la Virgen en Lora, y celebradas las Funciones Litúrgicas correspondientes, el Hermano Mayor convocará Cabildo General Extraordinario para determinar la fecha en que se ha de llevar la Sagrada Imagen a su Santuario y tomar las medidas necesarias para ello, avisándose de lo acordado a los Señores Párrocos y a las autoridades civiles.
La noche anterior y la madrugada de la Ida de Nuestra Señora al Santuario, por costumbre inmemorial, permanece abierta la puerta de la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, para que todo aquél que lo desee pueda rezar y velar a la Señora en las últimas horas de estar entre nosotros. La Junta de Gobierno nombrará entre los Hermanos los turnos de vela correspondientes.
La vuelta de la Virgen Santísima a su Santuario se hace según las normas establecidas para su traída, con excepción de lo relativo a las Pujas que no se hacen al volver.